miércoles, 12 de diciembre de 2012
Historia de una semilla.
Hace no mucho tiempo, vivió en nuestro jardín la protagonista de esta historia, de hecho todavía está entre nosotros aunque no en su forma original. ¿Qué quién era? :
“Una semilla que no quería ser semilla”
¿Y por qué? Porque se creía POCA COSA: Pequeña, arrugada, seca…
¡Poca cosa una semilla! Exclamareis. Pues sí, eso pensaba ella que era poca cosa.
Se comparaba con los pavos reales del Parque de Isabel La Católica, con las rosas de nuestro parterre, con los robles y eucaliptos de Somió, hasta con las vacas, y los elefantes (y eso que Cabárceno queda un poquito lejos de nuestro colegio) … y cómo no con las aves que revoloteaban sobre ella…
¡ Por cierto! que una de ellas casi la devora… Suerte que su amigo el viento consiguió esconderla bajo una cálida montaña de hojas secas. Luego el sol y gotín & gotona (unas gotas, de agua, novatas pero muy trabajadoras) ayudaron a nuestra semilla a “germinar” transformándose, en poco tiempo, en un esplendido manzano.
Y ahora a ver si encontráis a “semillita” en nuestro Jardín, recordad que sus raíces ahora son más fuertes y profundas, su tallo ya es un tronco, sus ramas son leñosas y de sus primeras hojitas ya no queda sino una fabulosa melena de hojas… ¡Vaya olvidaba que estamos a las puertas del invierno! Rectifico: de sus hojas y frutos no quedará sino algún rastro entre hongos y golosas lombrices.
editor
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