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lunes, 12 de marzo de 2018

Semana Blanca en Cerler


Llegamos a Benasque después de diez horas de autobús en las que fuimos divirtiéndonos con nuestros amigos. Es un pueblo típico del pirineo aragonés con casitas de piedra y tejados de pizarra, como sacado de un cuento. Teníamos todos muchos nervios por empezar a esquiar, pero teníamos que esperar hasta el día siguiente.






Después de alquilar los equipos de esquí y snow, cenamos en el hotel y nos fuimos a la cama, aunque tardamos un poco en dormirnos porque estábamos nerviosos por comenzar a esquiar al día siguiente.











Cuando nos dimos cuenta, ya era por la mañana y los profesores nos despertaron para desayunar. Nos pusimos la ropa de nieve y bajamos al comedor del hotel. Ya no quedaba nada para subir a la estación, ¡qué nervios! nunca me había puesto unos esquís y tenía muchas ganas.

Al llegar a la estación los monitores de la escuela de esquí nos hicieron una prueba para ver como esquiábamos y nos dividieron en grupos. Entonces comenzó la aventura... Nos subimos en el telesilla, ¡qué alto estaba! era la primera vez que me subía en uno y parecía que estábamos sobrevolando la estación. Cuando llegamos a la parte de arriba, el monitor nos llevó a la "zona de debutantes", que era una parte de la estación con pistas muy fáciles para aprender. Estaba rodeada de árboles y tenía muchas pistas diferentes para esquiar, pero todas eran súper fáciles.






Sin darme cuenta ya era la hora de comer y nos fuimos a la cafetería. La comida estaba buenísima y después de comer, seguimos esquiando un rato más acompañados de nuestros profesores. Tras tantas horas de esquí, ya casi bajaba la pista entera sin caerme, haciendo la cuña podía girar y frenar sin problemas. Estaba seguro de que al final de la semana ya podría bajar por una pista azul.







Cuando terminamos, bajamos de nuevo en telesilla hasta el aparcamiento y nos cambiamos las botas en el autobús, ¡qué gusto ponernos los playeros! La estación está muy cerca del pueblo, así que en diez minutos estábamos en Benasque.





Al llegar al hotel nos duchamos y fuimos a hacer actividades con los monitores. Ese día nos tocó deportes en el polideportivo, pero otros días teníamos juegos de mesa, gymkana y paseo y compras por el pueblo.

Tras las actividades, regresamos al hotel y fuimos directamente al comedor a cenar y de noche... ¡discoteca!

Volvimos de la discoteca y estábamos agotados, eran casi las once de la noche y no habíamos parado en todo el día, así que no aguantamos despiertos ni cinco minutos.

Fue el comienzo de una semana genial. Nos los pasamos muy bien y aprendimos muchísimo. ¡Yo el año que viene repito!





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